Los Evangelios: Testimonios Directos de los Apóstoles.
Uno de los aspectos más importantes en la relación con la credibilidad histórica del Nuevo Testamento, es la fecha en que fueron escritos. La autenticidad de los hechos narrados, es decir, la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret.
Ahora, se ha aceptado que los cuatro Evangelios canónicos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) fueron escritos en un período de entre 30 y 63 años después de la crucifixión de Jesús, lo que los sitúa como testimonios directos o de primera mano de los apóstoles y sus seguidores cercanos, confirmación que válida su peso histórico.
Fechas y Autenticidad.
La cronología de los Evangelios es la siguiente:
Evangelio de Marcos: Se le considera el más antiguo, se cree que fue escrito entre los años 65 y 70 d.C. Marcos fue un colaborador cercano de Pedro, y este fue uno de los apóstoles más importantes de Jesús, lo que significa que los relatos de Marcos se basan en el testimonio directo de Pedro.
Evangelio de Mateo: Se data entre los años 70 y 85 d.C., Mateo fue uno de los doce apóstoles de Jesús, lo que le da la característica a su Evangelio de reflejar el testimonio directo de un discípulo que convivió con Jesús durante su ministerio público.
Evangelio de Lucas: Escrito entre 80 y 90 d.C., Lucas fue un médico, hombre culto, compañero de Pablo. Su evangelio se destaca por su investigación cuidadosa y su recopilación de testimonios de testigos oculares, como lo menciona en el prólogo de su Evangelio (Lucas 1:1-4).
Pablo, también conocido como Saulo de Tarso, es una de las figuras más importantes del Nuevo Testamento y del cristianismo primitivo. Nació en la ciudad de Tarso (en la actual Turquía) y fue un fariseo educado estrictamente en la ley judía. Inicialmente, fue un perseguidor de los cristianos, pero después de una experiencia de conversión radical, se convirtió en uno de los más grandes apóstoles de Jesucristo.
Evangelio de Juan: El Evangelio de Juan, es el último en ser escrito, se ubica entre los años 90 y 100 d.C. Juan era otro de los doce apóstoles escogidos por Jesús y, según la tradición cristiana, fue un testigo directo de los eventos clave en la vida de Jesús.
La Proximidad Temporal como Prueba de Confiabilidad.
El hecho de que los Evangelios fueran escritos en un plazo relativamente muy corto después de los eventos que describen, es un argumento de peso que refleja su autenticidad histórica. Si comparamos a los Evangelios en lo que nos cuenta de Jesús, con otras figuras históricas de la antigüedad, de quienes los relatos escritos surgieron varios siglos después, los Evangelios se producen dentro de un marco temporal en el que muchos de los testigos directos y contemporáneos de Jesús aún vivían.
Cuando los Evangelios comenzaron a circular, aún vivían muchas personas que habían conocido a Jesús, presenciado sus milagros y escuchado sus enseñanzas. Esto implica que los relatos podían ser verificados o refutados por otros contemporáneos. Si los autores hubieran alterado o exagerado los eventos, los testigos directos podrían haberlo desmentido.
En la cultura judía de la época, así como de otras regiones cercanas, la tradición oral era altamente valorada. Los relatos sobre las enseñanzas de Jesús, su crucifixión y resurrección se difundieron rápidamente entre las primeras comunidades cristianas, conservando fielmente los detalles gracias a la transmisión oral cuidadosa y comunitaria. Por ejemplo, así se trasmitía la tradición judía.
Lo más importante, dos de los Evangelios fueron escritos por los testigos directos y otros dos por discípulos de testigos directos.
¿Qué implicaciones tiene esto para la credibilidad de los Evangelios?
El hecho que los Evangelios fueron escritos durante la vida de testigos directos de Jesús, e incluso por algunos de los apósteles, constituyen un hecho de su elaboración muy próxima a los hechos narrados, es esta una de las razones por las que muchos historiadores consideran que estos textos contienen elementos históricos confiables. Algunos consideran que no son crónicas estrictamente históricas en el sentido estricto, pero lo que hay que precisar, es que las biografías o narraciones en aquél entonces, se escribían de un modo literario distinto a como se redactan hoy en día. Antes sólo se incluía los hechos importantes y las frases que conllevaran un peso histórico trascendental. Hoy en las biografías o narraciones, se da el contexto de la historia con datos y señales más precisos. También los Evangelios combinan historia con teología, lo que les da una característica especial como libros históricos.
Coherencia y diversidad de testimonios: Los cuatro Evangelios presentan pequeñas diferencias en lo narrado, pero coinciden en los eventos fundamentales de la vida de Jesús, como su crucifixión, la resurrección, los milagros y las enseñanzas. La diversidad de voces y estilos en los Evangelios, junto con la coherencia en los eventos clave, refuerza la autenticidad de los testimonios.
El papel de los apóstoles: Los apóstoles, como testigos directos, jugaron un papel crucial en la preservación y transmisión de los hechos. Sus relatos y memorias personales fueron transmitidos a sus discípulos y a las primeras comunidades cristianas. Por ejemplo, Pedro, cuyas enseñanzas están reflejadas en el Evangelio de Marcos, fue uno de los testigos más cercanos de la vida de Jesús.
Objeciones y Respuestas.
Algunos críticos argumentan que los Evangelios podrían haber sido alterados con el tiempo o que los relatos se distorsionaron debido al paso de los años. Sin embargo, hay varios factores que responden a estas objeciones:
La multiplicidad de manuscritos antiguos relacionados con los Evangelios. Existen miles de manuscritos antiguos del Nuevo Testamento, se calculan en más de 5.800, muchos de los cuales datan de solo un siglo o dos después de los originales. La gran cantidad de copias permite comparar versiones y confirmar la fidelidad de los textos.
Arqueología y hallazgos históricos: Las investigaciones arqueológicas y los descubrimientos de manuscritos, como los Rollos del Mar Muerto, han demostrado que los textos del Nuevo Testamento se han mantenido notablemente estables a lo largo del tiempo.
Conclusión.
La cercanía de tiempo en que fueron escritos los Evangelios y los eventos que narran, junto con el aporte de testigos directos como los apóstoles y sus seguidores, les otorgan un alto grado de confiabilidad histórica. Estos textos no solo representan testimonios de fe, sino también valiosas fuentes que reflejan cómo vivieron, enseñaron y predicaron aquellos que estuvieron más cerca de Jesús. Aunque algunos aspectos teológicos pueden ser objeto de debate, la base histórica de los Evangelios sigue siendo un tema central en la defensa de la veracidad del cristianismo en sus primeros años.
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