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San Ireneo y la Autoría de los Evangelios:

Testimonio del Siglo II sobre la Confiabilidad de los Evangelios

San Ireneo de Lyon vivió alrededor de 130 a 202 d.C., es una de las figuras clave en la defensa de la fe cristiana primitiva y la autoridad de las Escrituras. Fue obispo y teólogo influyente del siglo II y su obra fue crucial para el desarrollo temprano del canon cristiano, particularmente en la identificación y defensa de los Evangelios como testimonios auténticos y fidedignos de los apóstoles y de aquellos cercanos a ellos. Ireneo además de defender la autenticidad de los Evangelios, también luchó contra las herejías y posiciones que intentaban distorsionar el mensaje de la Iglesia.

El Contexto Histórico de San Ireneo.

San Ireneo vivió en una época de crecimiento y consolidación del cristianismo, pero esta situación en aquella época, conllevaba también desafíos doctrinales. A finales del siglo II, las comunidades cristianas estaban dispersas a lo largo del Imperio Romano, y varias corrientes heréticas, como el gnosticismo, estaban ganando terreno al interpretar libremente los relatos sobre Jesús y su mensaje.

En este contexto histórico, la autoridad y defensa de los textos que relataban la vida y enseñanzas de Jesús, particularmente los Evangelios, era un asunto crucial. Existían algunos grupos gnósticos que proponían la existencia de otros «evangelios» o textos que promovían doctrinas alternativas. Ireneo tomó una postura firme y trascendental al defender los cuatro Evangelios canónicos como los únicos relatos legítimos y auténticos de la vida de Jesús.

San Ireneo y la Defensa de la Autoría Apostólica de los Evangelios.

En la obra más famosa de Ireneo llamada: «Contra las Herejías» (Adversus Haereses), escrita alrededor del año 180 d.C., Ireneo realiza una defensa detallada y contundente de la fe cristiana ortodoxa y combatió las enseñanzas de los grupos gnósticos. Una de las áreas clave de esta defensa, fue precisamente, la autenticidad y autoridad de los Evangelios.

Ireneo afirmó que, los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan eran los únicos verdaderos y confiables, escritos por los apóstoles o por sus discípulos cercanos. Según su enseñanza, estos textos eran los únicos que debían ser aceptados como la fuente autorizada de la vida y enseñanzas de Jesús.

Evangelio de Mateo

Ireneo identificó al apóstol Mateo como el autor del Evangelio que lleva su nombre. Según Irineo, Mateo escribió su Evangelio de primero, y lo hizo para los cristianos judíos, muy probablemente en hebreo o arameo. Esta tradición había sido transmitida por la iglesia desde tiempos apostólicos, y Ireneo reforzó su legitimidad al vincularlo directamente con el apóstol que había sido testigo ocular de Jesús.

Evangelio de Marcos.

Ireneo atribuyó el Evangelio de Marcos a Juan Marcos, quien fue discípulo y colaborador cercano del apóstol Pedro. Según la tradición defendida por Ireneo, Marcos escribió su Evangelio basándose en la predicación de Pedro y su vivencia directa con Jesús, lo que lo convierte en un relato fiel según la perspectiva del apóstol principal de la Iglesia primitiva.

Evangelio de Lucas.

El Evangelio de Lucas fue, según Ireneo, escrito por Lucas, un médico y compañero de viaje del apóstol Pablo. Lucas no fue testigo ocular directo, pero realizó una investigación cuidadosa, recopilando información de varios testigos oculares. Ireneo sostuvo que este Evangelio debía ser reconocido por su fidelidad y precisión, dado que Lucas había estado en contacto cercano con los apóstoles.

Evangelio de Juan.

Finalmente, Ireneo afirmó que el Evangelio de Juan fue escrito por el propio apóstol Juan, el discípulo amado, quien había tenido una relación cercana con Jesús. Este Evangelio fue el último en ser escrito y, según Ireneo, fue una respuesta a las herejías que estaban surgiendo en la Iglesia, ofreciendo una perspectiva más profunda sobre la divinidad de Cristo.

La Importancia del Testimonio de San Ireneo.

La afirmación y defensa de Ireneo sobre la autoría apostólica de los Evangelios es sumamente importante por varias razones:

Proximidad temporal a los apóstoles: Ireneo no vivió mucho tiempo después de la muerte de los apóstoles, lo que significa que estaba cerca de la tradición oral y escrita de la Iglesia primitiva. Además, se considera a San Irineo como discípulo de Policarpo, quien a su vez fue discípulo directo del apóstol Juan. Esto le da una conexión significativa con los testigos directos de los hechos narrados en los Evangelios.

Las fechas son las siguientes: San Ireneo vivió aproximadamente un siglo después de la muerte de los apóstoles originales de Jesús.

Como se dijo anteriormente, San Ireneo nació alrededor del año 130 d.C. y murió en 202 d.C.

Los apóstoles originales, como Pedro, Pablo, Juan, etc., murieron en la segunda mitad del siglo I:

Se cree que el apóstol Pedro murió entre los años 64 y 67 d.C.

El apóstol Pablo fue martirizado alrededor del año 67 d.C.**.

Juan, el último de los apóstoles, según la tradición, murió alrededor del año 100 d.C. (algunos consideran que un poco antes, pero la fecha no es exacta).

La fecha de la muerte de los otros Evangelistas es incierta paro se sitúan tentativamente antes del año 90 d.C.

Estimación de los años de diferencia:

San Ireneo nació unos 30 años después de la muerte del apóstol Juan, y unos 60 a 70 años después de la muerte de Pedro y Pablo.

A pesar de no haber conocido personalmente a los apóstoles, Ireneo tuvo un vínculo cercano con sus enseñanzas, ya que se considera discípulo de San Policarpo, quien a su vez fue discípulo directo del apóstol Juan. Esto le dio un lugar importante en la transmisión de la tradición apostólica, en todo caso vivió muy cerca a la fecha de los hechos.

Establecimiento del canon: Aunque el canon del Nuevo Testamento no fue formalmente cerrado hasta siglos después, las declaraciones de Ireneo son uno de los primeros testimonios claros del reconocimiento de los cuatro Evangelios como los únicos textos autorizados para relatar la vida de Jesús. En un momento en que circulaban otros escritos, como los evangelios gnósticos, Ireneo ayudó a establecer la ortodoxia y la autenticidad de los textos que la Iglesia reconocía y reconoce

El canon del Nuevo Testamento es el conjunto de libros que las iglesias cristianas reconocen oficialmente como inspirados por Dios y, por lo tanto, autoritativos para la fe y la práctica cristiana. Este canon está compuesto por 27 libros, que incluyen los evangelios, las cartas apostólicas, los Hechos de los Apóstoles y el Apocalipsis.

Defensa contra las herejía.

San Ireneo argumentó que las doctrinas heréticas, como las enseñadas por los gnósticos, no solo eran teológicamente incorrectas, sino que también se basaban en textos falsos o distorsionados. Su insistencia en la autoridad de los Evangelios canónicos fue un intento de proteger la verdadera enseñanza de Jesús y sus apóstoles de las interpretaciones erróneas.

Los Evangelios como Documentos Confiables.

Para Ireneo, los Evangelios eran más que simples textos religiosos: eran testimonios directos de la vida de Jesús, escritos por aquellos que habían estado presentes o que habían recibido sus enseñanzas directamente de los apóstoles. Esta insistencia en la confiabilidad histórica de los Evangelios fue fundamental para la defensa de la fe cristiana.

Además, al afirmar que los Evangelios fueron escritos por personas cercanas a los hechos que narran y que estuvieron cerca a Jesús, San Ireneo ayudó a consolidar la autoridad doctrinal de los Evangelios, lo que fortaleció la unidad de la Iglesia primitiva frente a los intentos de alterar el mensaje cristiano.

Conclusión.

La labor de San Ireneo en el siglo II fue crucial para preservar y proteger de distorsiones los Evangelios y recalcó su valor como fuentes confiables y auténticas de la vida y enseñanzas de Jesús. Su defensa de la autoría apostólica y su lucha contra las herejías emergentes ayudaron a consolidar el canon cristiano y a preservar la integridad de la doctrina de la Iglesia primitiva. Hoy, sus escritos siguen siendo una referencia vital para comprender la tradición apostólica y la importancia de los Evangelios en la fe cristiana.

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